jueves, 28 de mayo de 2009

Punto de llegada...

Antes de hoy… el mar,
ese que me sostiene en el medio del océano donde cuenta la leyenda de agua azul
sobre gaviotas doradas y cielos rojos de lucidez,
ese que me divide entre fragmentos de vida, lagunas de locura y frustraciones,
en el cual no mido consecuencias por contestar a tus deseos,
el mar promiscuo lleno de bajas codicias y carnes adictas
que me hace creer de nuevo y recordar la picardía en mis ojos
y en donde escucho tu voz antes de olvidarme del mundo.

Antes de hoy… la piel,
la que no pide explicaciones cuando la ausencia toca la puerta
y es partidaria de buscarte con emoción en el espacio ignorado,
esa capaz de complacer sin fingir, ni bendecir la razón
en la cual después de lo existido todo es certeza,
la piel pecadora cuyos escondites conjuran la infidelidad
que hizo agonizar tu vestido negro al caer entre paredes
el mismo día que el mes de octubre desaparecía.

Antes de hoy… la luna,
la que confabula a nuestro favor sin que la aceptes por error
y que se vuelve la fatalidad de los desamores y amnesias,
esa que me inspira a escribir versos que solo yo entiendo
la misma de mi tierra, medio oriente, Madrid ó Tokio,
la luna atrevida que ilusiona mes a mes y que olvida por igual
derramando su perfume entre los pocos que se juegan su futuro
viéndola caer de madrugada adormecida por mi veneno.

Antes de hoy… la vida,
la que nunca será igual si nada mas soy tu reflejo en mi tiempo
en cantos de interrogantes de donde están los demás, los que no verán la luz,
esa que se vive después de lo vivido, indiferente al destino,
en la cual habrá muchos finales que no serán el fin que provoquen luto,
la vida imperfecta que pasa frente a mis ojos y saluda como camarada
convirtiéndome en cómplice de Botero, Picasso, Frida, Sabina y la Vargas
consagrando la herencia de las ruletas que a cara o cruz deciden el mañana.

domingo, 5 de abril de 2009

20 Momentos...

¿Fueron veinte? ¿Estas segura? parecían más…
malo lo de los números cuando se respira locura,
se acaba recordando principio y final de historias…
y las lagunas mentales mas ajenas del mundo,
se guardan con sonrisa picara debajo de la manga.

¿Cuántas veces se apago la luz?
¿Fueron veinte? Me niego a creerte por más que rías,
importo no obstante el antes y el después del beso,
y las manchas que persisten escondidas en el interior
esas huellas testigas de la repentina pregunta del ¿Por qué no?

Formas de morir...

Morir…
Con el agua hasta el cuello intentando llegar a tu orilla,
gritando adicciones en la calle hacia el vacío,
deambulando en el amanecer mientras te desnudas nuevamente,
caminando a tu izquierda por la orilla del planeta…

Morir…
Escribiendo metáforas audaces entre rimas tímidas,
vestido por el desamparo de las espinas amargas,
sentado en la frontera entre ritos de ausencia y engaños,
exiliado de las promesas inventadas entre ruegos sumisos…

Morir…
Satisfecho de la pasión por nada, necesitando el todo,
encadenado al faro de la costa inexistente cargada de frío,
dejando de ser el golpe a tu fortuna que sube por tu pierna,
eligiendo la bala que derramara ilusión en trémula amapola…

Morir…
Escuchando tú voz en el mensaje grabado hace 2 lunas,
pretendiendo sentarme al lado de la buena suerte por primera vez,
imaginando el viaje soñado a la ciudad de los deseos concedidos,
atrapando la moneda dorada antes que caiga y se vuelva ceniza.

Morir… entre delirium tremens de drogas veniales,
morir… sin decidir el vientre que cobijara la permanencia,
morir… agazapado con el abrigo negro sobre montañas de miedo,
morir… sucumbiendo vulnerable a los impulsos canallas…

Morir… deseando morir.

Existo...

Penetra las venas y descubre al loco que se cree
entre gente sin rostro una rara excepción
que dobla sus mangas y exige que el mar se evapore
para morirse de ganas por la gota entre el polvo.

El ultimo de la fila que se inventa promesas
porque siempre quiso ser y nunca pudo
que escucha lo que no quiere y ama el silencio
eligiendo ser el vacío sumiso que muerde el grito.

Boca de salvaje depredador que envenena la sangre,
la sangre espesa brotada desde lo más profundo
aquella que ciega, enternece, cabalga, quema,
y adormece desde donde se le quiera ver
desde donde se le pretenda borrar.

Limbo que desaparece al final del horizonte
cuando la línea cruza del fuego al frío
sin nada mas que hacer, sin llorar, sin reír,
sin cansancio, sin nadas ni porqués
perdiendo la locura, apagando el mecanismo.

Vecino del almacén donde son guardadas tus ropas,
tus sabanas, tus ansias…tus predicciones zodiacales
que me vuelven enemigo del futuro que llega altanero
para dar por vulnerable mi boca sellada
desde donde pediré por más, a la vez que suplico perdón.

El tercero de los dos que compitieron por rearmar el mundo
con las cicatrices profundas envidia de mortales
que no saben quien soy, que solo conocen la sombra
ese suicida múltiple de vidas que se compran por medio de sobres
los que brillan entre dinero volviéndose manchas en la mirada.

El que se coló por los arrabales del alma perdida
sin disparar tan solo una frase perfecta
la que sirviera para arrancarte un pelo de tonta
en el delicado momento que ganabas la partida
con los ases manchados, el caramelo en la mesa
y la prisa de no quererte querer entre engaños.

Habla el que percibe un mal sentimiento escondido entre maleza,
Habla…el que escucha la palabra equivocada desde adentro.

Espacios vacios...

Que se te olvide besar, respirar y saber que hay mañana
que no recuerdes quien eres y extrañes como moja la lluvia
que no sepas que es el corazón, tu piel, la palabra… la luna
que ignores a que sabe la manzana prohibida
que desconozcas la muerte y el miedo que provoca encontrártela.

Que no adviertas lo ceñido de tu vestido queriendo caer
que te sientas atada y llores por querer, querer,
que no te libere tu mente inconciente exiliada del dolor
que te preocupes por intentar marcar un rumbo desconocido
que tu sexo te vuelva al jardín del edén para iniciar la vida.

Que a tu alrededor los espacios vacíos sigan estando encantados
que lo inocente continúe dando la sensación de ingenuidad
que todo a kilómetros agonice con susurros incomprensibles
que no te falte saber si tendrás compañero de siesta
que prefieras morir a seguir con el tormento de la razón equivocada.

Codicias....

Correr en sueños y llorar cuando valga la pena,
guardar las fiestas o dejar incompletos crucigramas,
atreverse cuando menos lo esperas
al excederse en urgencias de delicados momentos
en el mano a mano con la vida marcada.

Echar al ángel de la guarda de la alcoba vacía,
pasar en rojo el semáforo de las pupilas negras
quemar las cien sabanas blancas del pecado
sin pedir perdón de rodillas ante hogueras
cuando la palabra cobarde viene de labios sinceros.

Mojar la pólvora mucho antes de la batalla perdida,
pintar de azul el rocío de amaneceres eternos,
armar laberintos con los lunares de tu cuerpo
para recoger los motivos que confiaste a tu amnesia
la que espía entre polvo marchito que es retazo de nada.

Endulzar el veneno confesor de pávidos poetas presumidos,
fotografiar las cicatrices que dibujan esos labios abiertos,
sentir los excesos cada vez que se hunde esta cama
entre perdiciones, maldiciones, confesiones, dudas y certezas
para abreviar el “sin ti” como frase que se vuelve crónica sin sentido.

Deseos puros...

Qué bueno que al caer, el pájaro me sostiene antes de nacer,
que el almidón en la camisa mantiene la arruga que yo no pude,
que la luz cambie de verde a rojo para el descanso justo,
que no contestes el teléfono al interrumpir el ritual del pecado.

Qué bueno que el tiempo perdido se vuelva necesidad de más,
que enero y junio sean puntos de partida de necios intratables,
que las ideas precoces den vida a primeras veces,
que el alivio siempre provenga de daños personales.

Qué bueno que nadie reclame lo extraviado anoche en la cama,
que existan jornadas exhaustas de placer confeso entre sudor,
que los preferidos sean objetos de alquiler de damas,
que merezcan los sinsabores un poco de color.

Qué bueno que nunca me atreva a enviarte mis versos,
que la palabra sea vientre tocado desde el más allá,
que la sonrisa permanente juegue graciosa entre ironías,
que la lisonja no me toque ni a kilómetros la piel.

Qué bueno que me creas mis verdades y agradezcas lo contrario,
que lo utópico vuelva a formar el destino pasajero de ayer,
que la casualidad se aparezca en atracos de lunas menguantes,
que la cara o cruz sea la regla ocupada para escoger.

viernes, 2 de enero de 2009

Conflictos...

Absurdos sinsabores de boca,
que dejan quejas del placer compartido,
deseando no ser nada, conflicto de querer,
ni soledad, ni compañía…burla morbosa,
vaticinando felicidad en la casa del enemigo
purgando gloria de amarga verdad,
conflicto de presión desencadenada, agobiante
mal de brazos amantes de razones,
los centavos que compran todo este mundo,
de ideologías carentes de principios,
tratos de formas que encuentran decadencia,
escapes certeros de sonrisas a medias,
perfecciones incorrectas afines a la lógica
desechos de pieles cortadas por la espera.

Dos cafés, el pastel, la felicidad…la mirada
la culpa, la pregunta, la respuesta…el viento,
para mañana el talvez, el sino…el pero,
para el futuro el nunca, los momentos…los motivos,
de los conflictos lo que importa…lo que interesa
lo que vale y lo demás…lo que resta
de las platicas, esquizofrenia…verdades, verdades,
la persona, los miedos, batallas…espadas,
los caminos, decisiones de palpitos…segundos,
perfiles escondidos, confusiones…caprichos.

Conflictos de convicciones aliviadas por remanentes,
que desde siempre buscan ser escuchados
sin esperar, sin querer, sin gritar,
por las quejas de la gota que cae constante,
esa que ahonda el perdón del victimario,
del cuchillo que penetra y corta el intento,
del azar que acude desesperado en el momento
de lo que siempre esperas al final de la noche,
el cuento que reescribes día a día,
la tinta que gastas en borrar correcciones,
modestos conflictos que nunca denotas,
en completo peligro de morir cuando pueda.

Juegos...

El juego es dar, quitar, regresar y luego arrebatar
el juego aquí es perder y ganar…

Hoy es el inicio del principio del fin,
es el ayer del juego con cartas marcadas,
el momento anunciado por el torbellino de dudas,
el preciso instante del último soplo que apaga la vela.

El juego es preparar el engaño al ángel de la muerte
el juego es no tener reglas y aprender con tijeras…

Tiempo de razones perfectas para olvidarse del mundo,
de batallas deslucidas entre contrariedades y risas,
excusas frustradas por pizcas de sinceridad encajonadas
grilletes que no sueltan los despojos más oscuros

El juego es lanzarse al vació cuando llega el deseo,
el juego es esquivar las balas después del recuerdo.

¿Y la frase? ¿Y el desvelo? ¿Y las confesiones?
las promesas que nunca fueron propuestas como tales,
las palabras que exigimos nunca escuchar
la necesidad mortal de siempre vivir lo prohibido.

El juego es tocar fondo esperando paciente el rescate
el juego es creer que somos los dueños de la vida.

Medianoche...

Oscuridades que guardan los placeres de la carne
olas que transportan violentos deseos cautivos
sombras que anhelan el sol que no llegara
y tus labios húmedos tentadores que esperan por más.

Reflejos a lo lejos de la lluvia esperada
preámbulo del éxtasis viajero por rincones ocultos
esos que llevan a considerarse demonio sagrado
mientras tus piernas son silueta entre arenas.

Escalinata sombría que lleva al paraíso imperfecto
al encuentro con sabanas blancas que no son las mías
olvidando los otros, aquellos o esos,
que son en este mundo lo malo de la vida.

El regreso entre renuencias por desvelos infinitos
en la carretera que ayer condujo en penumbras
para volver de nuevo al sitio de impuntualidades
ese que en próximas mañanas mirare de reojo.

Luces de neón...

En la burbuja nocturna ideal para escuchar tu respiración,
con tu deseo hecho carne en aquella madrugada fría,
mojando tu piel con elixir de vida y consecuencia de avidez
después de sinceras palabras que provocan en pupilas,
y tus pechos perfectos dividiendo mis labios.

En la burbuja íntima ideal para esconder pasiones
con tus manos tibias recorriendo caminos en círculos
llenando de gemidos el silencio de las luces de neón
antes de caer arrodillado ante tu cuerpo ansioso
y tu humedad latente que multiplica mi sudor.

En la burbuja transparente ideal para eclipsar vidrios
con tu respiración y la mía plegadas en latidos
redescubriendo el espacio que se vuelve templo de pecado
mientras elegimos un destino paralelo a nuestras existencias
y nos alejamos de la soledad traidora de vulnerables momentos.